URGE QUE ÉL REINE

Saludo a todos los que visiten este blog que quiere ser un medio de comunicación entre nosotros y sobre todo con Cristo, el amigo que nunca falla. Aquí encontrarás información y ayuda para vivir tu compromiso misionero, hacerte más amigo de Cristo y hacerle más amigos a Cristo.

CONFIRMACIÓN.

EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN.
Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.

Introducción.

El diálogo que Dios entabla con nosotros por medio de los sacramentos es un diálogo transformador, vivificante. A quienes toman en serio ese diálogo, se les va transmitiendo la vida de Dios. Debemos cuidar, fortalecer y nutrir esa vida, poderosa en sus raíces, pero frágil y amenazada constantemente.

El sacramento de la Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. La misma palabra, Confirmación que significa afirmar o consolidar, nos dice mucho. El sacramento de la confirmación es para cada fiel cristiano la plena investidura de una misión a favor de la Iglesia y del mundo. La Confirmación es un sacramento íntimamente unido al del Bautismo. Es una especie de desdoblamiento de éste para significar de que se trata de un bautismo en el mismo Espíritu con el que fue ungido Jesús. ¨ El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres (Lc. 4, 18). La unción de Jesús, en continuidad con la unción de los reyes del Antiguo Testamento, le capacita para ser el defensor y el salvador de los pobres (ver Sal 72, 1-75). El comunica su mismo Espíritu a los Apóstoles en Pentecostés (ver He 2, 4). Y ellos, a la vez, lo comunican a los creyentes.

En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo. Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, se une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciéndose para ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por él es capaz de defender su fe y de transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y podremos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo.

Podemos llamar cristiano adulto a quien sabe a asumir sus responsabilidades en el seno de la Iglesia y toma parte activa en la edificación del Reino de Dios. Por la efusión del Espíritu Santo, el creyente que ha recibido el sacramento de la Confirmación hace un altar en cualquier actividad de su vida diaria. Sobre ese altar él se une al sacrificio de Cristo para introducir en el mundo el amor del Padre. Así, el Espíritu se manifiesta en el cristiano a través del testimonio activo y lo hace progresar hacia la Eucaristía, culmen del misterio pascual, con las manos ricas en dones de alabanza. Por la Confirmación, el Hijo encarnado de Dios nos comunica la misma misión que el Padre le dio a El: dejarnos guiar por el Espíritu Santo, para hacer visible en este mundo su amor infinito.

1. Algunas cuestiones acerca de la Confirmación.

El día de Pentecostés –cuando se funda la Iglesia– los apóstoles y discípulos se encontraban reunidos junto a la Virgen. Estaban temerosos, no entendían lo que había pasado –creyendo que todo había sido en balde– se encontraban tristes. De repente, descendió el Espíritu Santo sobre ellos –quedaron transformados– y a partir de ese momento entendieron todo lo que había sucedido, dejaron de tener miedo, se lanzaron a predicar y a bautizar. La Confirmación es «nuestro Pentecostés personal». El Espíritu Santo está actuando continuamente sobre la Iglesia de modos muy diversos. La Confirmación –al descender el Espíritu Santo sobre nosotros– es una de las formas en que Él se hace presente al pueblo de Dios.

Hoy en día vivimos en un mundo en que hace falta gente comprometida. Muchos creemos en Dios y tenemos fe, pero vivimos como si no la tuviéramos. No damos testimonio de Cristo. Este testimonio debe ser no sólo de palabra sino de obras. Para convencer, hay que ser cristianos convencidos y aprovechar la ayuda del Espíritu Santo. Esa ayuda la recibimos en el Sacramento de la Confirmación, una acción especial del Espíritu Santo, por el cual una persona que ha sido bautizada, recibe el regalo de la tercera persona de la Santísima Trinidad.Aunque en el Bautismo se recibe el Espíritu Santo y en todos los sacramentos actúa de una u otra manera, por el Sacramento de la Confirmación se reciben en plenitud sus dones.


La Confirmación es el Sacramento del Espíritu Santo. El Bautismo se nos da para lograr la salvación personal, pero la Confirmación busca también un compromiso del cristiano que es enviado a una misión especial y con una gran responsabilidad de defender la fe, llevarla a los demás a través del apostolado y ser testigo de Jesucristo con la palabra y el ejemplo. La Confirmaciónfortalece en nosotros las virtudes de la fe, esperanza y caridad, así como los siete dones del Espíritu Santo. Estos dones fortalecidos nos ayudan para cumplir nuestra responsabilidad de apóstoles y defensores de la fe.

La ceremonia del Sacramento de la Confirmación es muy sencilla, pero el valor que tiene es muy grande. Cuando el Espíritu Santo descendió el día de Pentecostés, encontró un grupo de apóstoles débiles, que no sabían cómo cumplir con la misión que Jesús les había encomendado de llevar el Evangelio a todo el mundo y bautizar a todas las naciones, pero su acción logró una transformación total e inmediata. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que tan sólo ese día se bautizaron más de tres mil personas.
¿Qué pasa cuando recibimos el Sacramento de la Confirmación? 
Al recibir la Confirmación nos convertimos en verdaderos soldados de Cristo, siempre dispuestos a luchar de palabra y obra por nuestra fe.

¿Cuándo instituyó Cristo este sacramento?
De acuerdo al mandato de Jesús, los apóstoles bautizaban a las personas que aceptaban la fe y después la confirmaban.

¿Qué efectos tiene en nosotros la Confirmación?
Al recibir este sacramento:

¬Recibimos la fuerza del Espíritu Santo para comprometernos mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con nuestras palabras y acciones.

¬Se fortalecen en nosotros los regalos de la fe, las esperanza y la caridad, así como los dones del Espíritu Santo que recibimos el día de nuestro bautizo. Estos regalos fortalecidos nos ayudarán a difundir y defender nuestra fe como auténticos soldados de Cristo.

¬Nos unimos más íntimamente a Cristo y a la Iglesia.

¬Se completa nuestra condición de hijos de Dios, ya que perfecciona la gracia que recibimos en el Bautismo.

¬Recibimos un sello del Espíritu Santo que impone sobre nosotros un carácter. Esta es la razón de por qué se recibe una sola vez en la vida.


¿Quién puede recibir la confirmación?
Toda persona que haya sido bautizada puede y debe recibirla Confirmación. Para recibir este sacramento hay que estar en estado de gracia (confesado), tener la intención de recibir la Confirmación y prepararse para cumplir con el compromiso que éste implica. También, se recomienda buscar la ayuda espiritual de un padrino(a) que nos guíe en el compromiso.

¿Quién administra el Sacramento de la Confirmación?
Los obispos son los sucesores de los apóstoles que estuvieron presentes el día de Pentecostés. Por lo tanto, es el obispo el ministro de la confirmación. En una situación especial, el obispo puede autorizar a un sacerdote a administrar el Sacramento.

¿Qué se utiliza para confirmar?

El obispo extiende sus manos sobre el confirmado como símbolo del don del Espíritu Santo a quien invoca para que descienda sobre el cristiano. Después, el obispo unge la frente con el santo crisma, que es aceite de oliva perfumado bendecido por el obispo el jueves santo. Este es un signo de consagración que simboliza el sello del Espíritu Santo que marca la pertenencia total a Cristo, a cuyo servicio quedamos desde ese momento y para siempre. La imposición de las manos y la unción con el crisma constituyen la materia del Sacramento de la Confirmación.

¿Qué palabras se repiten?
En el Antiguo Testamento, a los reyes o guerreros que tenían una misión especial, se les ungía con aceite para darles la fuerza que necesitaban para cumplir su misión. En el Sacramento de la Confirmación, durante la unción, el obispo repite la forma del sacramento: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".

¿Por qué se dice que el Espíritu Santo es nuestro aliado?
Porque es el que nos va a ayudar a llevar a cabo nuestra misión como hijos de Dios. Pero el Espíritu Santo no podrá actuar ni transformarnos como lo hizo con los apóstoles si nosotros no se lo permitimos. Al recibir este Sacramento recibimos la gracia y la fuerza necesaria para responder como auténticos hijos de Dios y testigos de Cristo. Depende de nosotros aprovechar esa gracia tomando conciencia de los dones que recibimos y los compromisos que adquirimos.

Así como los discípulos recibieron al Espíritu Santo en Pentecostés y salieron a proclamar la buena Noticia de Jesús, los confirmados reciben el Espíritu Santo y sus dones para poder testimoniar, difundir y defender la fe por medio de la palabra y de las obras, como auténticos testigos de Cristo.

2. Los dones del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad y si nosotros se lo permitimos actúa en nosotros y puede hacer maravillas. Lo único que tenemos que hacer es abrir nuestro corazón para dejarlo actuar. Y si queremos ser verdaderos testigos de Cristo, no dejemos que nadie deje de recibir el Sacramento de la Confirmación, que transforma al creyente en soldado defensor de la fe católica. En el sacramento de la Confirmaciónrecibimos los dones del Espíritu Santo que son siete y son regalos especiales que nos ha hecho Dios para comprender las cosas divinas y cumplir mejor su voluntad, estos son:

1) Temor de Dios: Este don es un santo temor de ofender a Dios porque es nuestro Padre que nos ama y nosotros también lo amamos. Este don brinda a nuestra alma la docilidad para apartarnos del pecado por temor de ofender a Dios que es el supremo bien.

2) Piedad: Este don es un gran regalo que Dios brinda a nuestra alma. Gracias a él, podemos amar a Dios como Padre y a todos los hombres como verdaderos hermanos.

3) Ciencia: Por medio de este don, nuestra inteligencia puede juzgar recta y sobrenaturalmente las cosas creadas de acuerdo a un fin sobrenatural. Podemos ver la mano de Dios en la Creación.

4) Sabiduría: Es el don de los grandes santos, es el más excelente de todos los dones, ya que nos permite entender, saborear y vivir las cosas divinas.

5) Fortaleza: Este don fortalece el alma para vivir heroicamente las virtudes, brindándonos una invencible confianza para superar los peligros o dificultades con los que nos encontremos en la lucha contra el pecado, en nuestro camino al Cielo y en la búsqueda de la santidad.

6) Consejo: Este don nos permite intuir rectamente lo que debemos hacer o dejar de hacer en una circunstancia determinada de nuestra vida.

7) Entendimiento: Este don permite entender las verdades reveladas por Dios y las verdades naturales comprendiéndolas a la luz de la salvación.

3. Signo, materia y forma del sacramento de la Confirmación.

El Concilio de Trento declaró quela Confirmación era un sacramento instituido por Cristo, ya que los protestantes lo rechazaron porque - según ellos - no aparecía el momento preciso de su institución. Sabemos que fue instituido por Cristo, porque sólo Dios puede unir la gracia a un signo externo.

El Nuevo Testamento nos narra como los apóstoles, en cumplimiento de la voluntad de Cristo, iban imponiendo las manos, comunicando el Don del Espíritu Santo, destinado a complementar la gracia del Bautismo. “Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabrade Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran al Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían al Espíritu Santo”. (Hech. 8, 15-17;19, 5-6).

En la Confirmaciónel rito es muy sencillo, básicamente es igual a lo que hacían los apóstoles con algunas partes añadidas para que sea más entendible.

El signo de la Confirmación es la “unción”. Desde la antigüedad se utilizaba el aceite para muchas cosas: para curar heridas, a los gladiadores de les ungía con el fin de fortalecerlos, también era símbolo de abundancia, de plenitud. Además la unción va unida al nombre de “cristiano”, que significa ungido.

La materia de este sacramento es el “santo crisma”, aceite de oliva mezclado con bálsamo, que es consagrado por el Obispo el día del Jueves Santo en la llamada “Misa Crismal”. La unción se hace en la frente del confirmando.

La forma de este sacramento son las palabras que acompañan a la unción y a la imposición individual de las manos: “Recibe por esta señal de la cruz el don del Espíritu Santo” (Catec. n. 1300). La cruz es el arma con que cuenta un cristiano para defender su fe.

La celebración de este sacramento comienza con la renovación de las promesas buatismales y la profesión de fe de los confirmados. Demostrando así, que la Confirmaciónconstituye una prolongación del Bautismo. (Cfr. SC 71; Catec. n. 1298). El ministro extiende las manos sobre los confirmados como signo del Espíritu Santo e invoca a la efusión del Espíritu. Sigue el rito esencial con la unción del santo crisma en la frente, hecha imponiendo la mano y pronunciando las palabras que conforman la forma. El rito termina con el beso de paz, que representa la unión del Obispo con los fieles. (Catec. n.1304).